Audiencia Privada con el Papa Francisco
Su Santidad el Papa Francisco recibió en audiencia privada el 23 de octubre de 2014 a los directivos de la Asociación Internacional de Derecho Penal (AIDP-IAPL) y de las cuatro otras principales asociaciones internacionales activas en el campo del derecho penal. Con ocasión de ello pronunció un duro discurso contra la pena de muerte –y contra pena de reclusión perpetua- y describió la corrupción como un mal « que no debe ser perdonado, sino que debe ser tratado ».
Con ocasión del XIX Congreso de la Asociación Internacional de Derecho Penal, celebrado del 30 de agosto al 7 de septiembre de 2014, Su Santidad el Papa Francisco había dirigido un mensaje a los participantes recordando que la « la verdadera justicia no se satisface con castigar al culpable » e invitó a los directivos de la Asociación a una audiencia privada celebrada el 23 de octubre en la Sala de los Papas, en el Vaticano.
La AIDP invitó a sumarse a esta ceremonia a las demás asociaciones activas en el campo del derecho penalé les autres associations actives. Y, de este modo, participaron igualmente en la Audiencia privada representantes de la Sociedad internacional de Criminología, de la Sociedad internacional de Victimología, de la Fundación Internacional Penal y Penitenciaria, de la Sociedad Internacional de Defensa social y de la Asociación Latino-americana de Derecho penal y de Criminología.
El Presidente de la Asociación Internacional de Derecho Penal, el profesor John Vervaele, presentó al Papa las actividades de la Asociación Internacional de Derecho Penal, que lucha desde 1924 por la defensa y garantía de los derechos humanos en la justicia penal y la instauración de una justicia penal internacional. Misión de la Asociación es proponer las bases de una justicia penal respetuosa del necesario equilibrio entre la protección de los ciudadanos contra la impunidad y la violencia, y el respeto de los derechos y libertades de las personas encausadas, así como el desarrollo de la justicia penal internacional. Recordó, a este respecto, el mensaje del Papa Pío XII a la AIDP con ocasión de su Congreso de 1953, tras la segunda guerra mundial, que llamó a la creación de un sistema de justicia penal internacional destinado a proteger a los individuos y a los pueblos contra la injusticia y la violación de sus derechos fundamentales y a evitar la impunidad de los crímenes contra la humanidad.
El Papa Francisco, en un importante discurso de una treintena de minutos, fustigó en primer término el « populismo punitivo » y llamó a los juristas a luchar contra « los impulsos de venganza que campan en la sociedad » bajo la presión « de los medios de comunicación y de ciertos políticos sin escrúpulos ».
Mostró su extrañeza por el hecho de que los Estados « no puedan disponer de otros medios diferentes a la pena de muerte para defender la vida ajena contra un agresor injusto » y recordó que la Iglesia ha condenado repetidamente la pena de muerte, asociando a esta condena la de la cadena perpetua « que es una pena de muerte encubierta »
A la luz de su experiencia personal de las dictaduras en América Latina, se pronunció contra las ejecuciones extrajudiciales cometidas por funcionarios públicos que « se refugian a la sombra de los poderes estatales para justificar sus crímenes ». Condenó además los arrestos sin juicio o los tratos inhumanos o degradantes, refiriéndose implícitamente a las prácticas de los Estados Unidos en la guerra desarrollada tras los atentados del 11 de septiembre, así como de todos los países que i « autorizaron el uso de su espacio aéreo para un transporte ilegal hacia centros de detención en los que se practica la tortura ».
Recibiendo a los directivos de la Asociación Internacional de Derecho Penal, el Papa Francisco quiso recordar su compromiso con los principios fundamentales de los derechos humanos en la justicia penal, así como su corajuda cruzada contra la delincuencia organizada y, en particular, contra la mafia italiana, de la que ha excomulgado a todos los jefes.
Sin perjuicio del carácter apolítico y laico de nuestra Asociación, distintos papas han apoyado sus actividades en el pasado, en particular, el Papa Pío XII y el Papa Pablo VI. Este pronunció en 1969 un discurso con ocasión del X Congreso de la Asociación, insistiendo en que « sin justicia no hay verdadera paz » y recordando las palabras del profeta Isaías « Haré que la paz te gobierne, y que la justicia te rija» (Isaías, 60, 17).
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